Ahí estaba yo, vestida de blanco recostada en el diván inmersa en el estudio, iluminada por un hermoso rayo de luz que comenzó a guiarme hacia arriba y más alto; tras el velo que cubría su estancia se encontraba Ella: Iluminada, sonriente y con ese hermoso huipil blanco revelándome los secretos que necesitaba para comprenderlas.
P.S. La Diosa también usa huipil!!!!
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